Los responsables de una fuga

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El Consejo de la Judicatura, la Policía y el Inpec están en la obligación de investigar con celeridad los hechos que permitieron la fuga del ‘Monstruo de La Sierrita’. Los ciudadanos esperan sanciones ejemplares a los responsables del grave episodio.


La semana pasada, EL HERALDO publicó una serie de informaciones sobre un peligroso pederasta de nombre Bayron Palacio que desataron un enorme revuelo en el país.

Una primera noticia daba cuenta de que una jueza de Sincelejo había concedido el beneficio penitenciario de casa por cárcel a Palacio, conocido como el ‘Monstruo de La Sierrita’, sobre quien pesan cuatro condenas por abuso sexual a niños en distintos barrios de Barranquilla.

Si esa información era en sí misma escandalosa, la que publicamos al día siguiente lo era aún más: el delincuente se había fugado y se hallaba en paradero desconocido.

Por fortuna, las revelaciones de este diario activaron las alarmas y condujeron a la recaptura de Palacio, que se hallaba en Maicao, presto a huir a Venezuela.

La detención del violador es, qué duda cabe, una excelente noticia para toda la sociedad, sobre todo si se tiene en cuenta que estamos ante una tipología de delincuente muy propensa a la reincidencia. En ese sentido, hay que aplaudir la labor desarrollada por los tres agentes de la Policía que arrestaron a Palacio, los cuales fueron condecorados hace dos días por el director nacional de la Policía, general Palomino.

Pero el hecho de que el ‘Monstruo de La Sierrita’ esté de nuevo entre rejas no cierra este lamentable episodio, que las distintas autoridades concernidas deben investigar hasta sus últimas consecuencias.

De momento lo único concreto que se ha producido son las citadas –y, sin duda, merecidas– condecoraciones a los agentes. Pero la ciudadanía espera otras cosas. En concreto, que las anunciadas investigaciones se desarrollen con la máxima celeridad y que se traduzcan en sanciones ejemplares para los responsables de lo sucedido.

El Consejo de la Judicatura debe aclarar si la jueza de Ejecución de Penas Lía Deniss Escudero obró o no de manera irregular al conceder en marzo pasado el beneficio penitenciario a Palacio, quien padece tuberculosis, en vez de remitirlo a un hospital.

La Policía está en la obligación de investigar a los agentes que dejaron en libertad a Palacio, sin hacer ninguna averiguación sobre su identidad, después de salvarle la vida cuando una turbamulta se disponía a lincharlo al trascender que había intentado violar a otro niño. Este incidente sucedió mientras disfrutaba de su régimen de detención domiciliaria.

Y la dirección del Inpec tiene que aclarar por qué un delincuente tan peligroso como Palacio, que había sido enviado por la jueza a un domicilio determinado, se mudó a otra vivienda, salía a la calle cuando le venía en gana y, finalmente, se fugó sin que el Inpec, institución responsable de la vigilancia de los presos, se enterara de nada.

Las respuestas a estos interrogantes deben ser inmediatas. Resultaría inaceptable que un caso tan grave se empantanara por la consabida tramitología burocrática o la desidia de los encargados de las investigaciones pertinentes. Tras las condecoraciones, es el turno de las sanciones.

Fuente: El Heraldo – Barranquilla

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