¡Feliz Navidad, amigo!
Hace mucho que no sé nada de ti, pero eso no es impedimento para darte estas letras en estas fechas que para todos son especiales…
No pienses que sólo me acuerdo de ti en días como hoy, no querido amigo, eso lo hago constantemente, siempre recuerdo nuestras cosas, nuestras charlas tan nuestras y confidencias… quiero que leas esta carta con el corazón muy atento y los ojos bien abiertos.
Quiero que nunca nos falte el recuerdo de aquellos sencillos juguetes nuestros que esperábamos con tantas ansias y los cuales había que merecer. Ahora que ya somos adultos todo me hace pensar, y añoro nuestros tiempos, donde los videos juegos sólo existían en lo más lejano de nuestros sueños. Los niños jugábamos con el camión que nuestro propio padre nos construía, o con muñecas de trapo, sencillas y bellas, que nuestras madres confeccionaban… Eran navidades únicas, bellas e inigualables.
Con el paso del tiempo me doy cuenta, que nunca deberíamos olvidar los sacrificios que hacían nuestros padres para darnos esos juguetes. Hemos crecido, hemos madurado, y ahora apreciamos cosas del ayer incluso más que en su día. Como así también aprecio nuestra amistad, pues aunque pueda pasar tiempo sin que sepas nada de mí, nunca me olvido de ti y pido a Dios que te cuide estés donde estés y que nunca te falte los entrañables recuerdos que nos unen a nuestra niñez…