Doble intento de fuga se frustró en La Picota

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Eran las 2:15 de la mañana del jueves 9 de junio cuando un dragoneante de la guardia de La Picota escuchó un fuerte ruido en las rejas que bordean las torres 3 y 4 del nuevo pabellón de La Picota, conocido como Eron.

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El ruido, pensó el uniformado, debía haber alertado a Ilona, la perra de seguridad conocida en la cárcel por ser la más brava. Pero no, Ilona permanecía casi dormida sin reaccionar ante la presencia del dragoneante, lo cual lo alertó aún más.

Al inspeccionar el lugar, observó a dos presos que en la oscuridad se escabullían por un agujero en la reja. “Observo a dos internos acostados por fuera de las mallas de la Guayana. Reacciono de manera inmediata para dar la alarma accionando la mini uzi”, se lee en el informe conocido por ELTIEMPO.COM y que fue enviado al director de la cárcel, Jorge Alberto Contreras Guerrero.

Y agrega: “Se efectuaron 15 disparos, luego los neutralizo con el apoyo del auxiliar bachiller (…). Es de anotar que al momento de entregarlos a la guardia del ERE 1 y 2 se observa a los internos cortados producto de las concertinas en la cara y cabeza”.

El intento de fuga desplegó un operativo que se extendió hasta pasadas las 7 de la mañana, cuando el cuerpo de guardia y custodia de La Picota verificó que en el ERÓN, uno de los pabellones más seguros y donde están recluidos presos considerados de alta seguridad, no faltaba nadie. De hecho, en uno de los patios están recluidos los presos pedidos en extradición.

Luego de la verificación, la guardia estableció que los presos que intentaron la fuga hacían parte del patio 11. Se trataba de Alexánder Bravo, capturado en agosto del 2011 y procesado por seis delitos: homicidio, desaparición forzada, desplazamiento forzado, concierto para delinquir, secuestro simple y hurto.

El otro recluso es Miguel Ricardo Rey Gutiérrez, investigado en Cáqueza, Cundinamarca, por los delitos de homicidio y hurto. En el registro aparece que fue capturado en mayo del 2012.

Fuentes en la cárcel aseguran que Rey y Bravo habrían logrado salir a las tuberías de aguas negras pegadas a uno de los muros y que en su estructura cuentan con una especie de barrotes que los internos usaron como escalera.

 

La hipótesis de la guardia es que los reos habrían sedado a la perra guardián, para así lograr romper la malla con dos alicates.

“La semana pasada encontramos a otro interno sobre la misma estructura, descendiendo por la tubería”, señala un guardián de la cárcel La Picota.

Otro uniformado asegura que en el último mes han detectado otros siete casos de intento de fuga en ese mismo pabellón.

Consultado por ELTIEMPO.COM, el Inpec señaló que se ordenó el traslado de internos entre patios para garantizar la tranquilidad en el pabellón.

Además, indicó que se hará una revisión de la infraestructura en el patio donde ocurrió el intento de fuga: «De ser necesario, se realizarán las adecuaciones necesarias», añadió el Inpec.

Fuente: ELTIEMPO.COM

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